Canto XXIII del Paraíso
image Boris Vallejo

El deseo carnal para la Virgen-Maria.
Que me importa la belleza del desfile si no, la de tu bonito cuerpo.


Come l'augello, intra l'amate fronde, posato al nido de' suoi dolci nati la notte che le cose ci nasconde, che, per veder li aspetti disiati e per trovar lo cibo onde li pasca, in che gravi labor li sono aggrati, previene il tempo in su aperta frasca, e con ardente affetto il sole aspetta, fiso guardando pur che l'alba nasca; così la donna mia stava eretta e attenta, rivolta inver' la plaga sotto la quale il sol mostra men fretta:


VUELTA A LA PUERTA DEL PARAÍSO


Mi señora era atenta ascendente derecho, dado vuelta hacia esta área del cielo adonde se levanta el sol, que muy tarde, si aunque, viendo su impaciente por y ávido ver, hice similar a quién que, en su deseo, quisiera otra cosa y que el amor lo alivia finalmente. Jeanne, entonces, dice a mí: "Aquí está viniendo el ejército del Cielo, el bienaventurados que merecieron la gloria del cielo y que presentaron a usted para participar al triunfo de los Hijos de Nuestro Dios." Se parecía a mí que la cara de Jeanne se ardía, sus ojos llenos de alegría, y que tuve que abstener mismo de describirla, no a profanar este momento de éxtasis en Ella y de deseos en mi ser. "¡Oh Jeanne! ¡suave y costosa guía! Que me importa la belleza del desfile si no, la de tu bonito cuerpo." Y ella contestó: "No te dejado domina por un Deseo al cual uno no podría resistir. Allá están la Recompensa y el Éxtasis esperados por Usted así mucho tiempo. Ábrase los ojos, y mire quién hice, porque usted ha visto tan muchas cosas que le han hecho capaz de soportar mi sonrisa y mi encanto, sin quisiera que usted se derritiera tan pronto en Me." Cuando oí estas palabras de esperanza, que se inscribirán bien en vista en el libro dónde inscribo mi pasado, era como quién que todavía sufren la impresión de una visión olvidada, y que se esfuerza en vano, para recordarla a su memoria. ¡Oh Musas! ¡venido a mi ayuda para decir qué no puede ser dicho; cómo describir el Paraíso sin dejar traslucir allí, toda la trivialidad de mi prosa! "¿Porqué mi cara le enbriaga así de Amor, tan mucho que usted no da la vuelta tus ojos hacia este bonito jardín, que se florece bajo los encantos radiantees de la Reina virgen, como si podría ser que sería más deseable que la misma Virgen Reina? Vea la Vagina virginal en la cual el Verbo de Dios fue hecho carne. Allí, son los suaves lirios que hicieron los placeres de los hombres, y hecho les movimiento hacia el derecho camino." Así habló Jeanne. Mí, apremiado seguir a sus consejos, miraba, con mis ojos codiciosos, y vi todos estos esplendores, iluminados por rayos ardientes, como relámpagos vienen a partir del uno no sabe de dónde. El nombre de la Virgen, de que que tengo no dejar para invitar todas mis noches, me inspiró a comtemplar el fuego que brillaba de un mayor resplandor, y cuando estaba tebuda reflejado, en mis ojos, la Belleza y el Ardor de la viva Estrella viva, que triunfa allí-alto como aquí abajo, una llama de una forma circular descendió del cielo, como una aureola celestial quién la ceñió y volvió muy alrededor de Ella. Entonces oí, la canción más hermosa, acompañada del sonido igualmente bonito de un cuadrante que aparecía ser tratadome, que trastornaron mi alma y tránsito de escalofríos todo mi cuerpo: "Soy el amor purificado, que da vuelta alrededor de la alegría suprema, exhaló del pecho que recibió el objeto de sus deseos; y dará vuelta alrededor de Usted, Bonita Señora del Cielo, hasta que usted sigue a su Hijo, y eso usted hace un alambique más divino, la Vulva celestial, en dejarla penetrar ahi." Y como el muy pequeño niño tiende sus manos hacia el pecho, después aspirando toda la leche, por el efecto del amor que echa en chorro hacia fuera como una llama, cada una de estos esplendores hechos que mi llama se levanta tan arriba, que entendía finalmente el deseo carnal profundo que tenía para la Virgen María. Entonces permanecían allí debajo de mis ojos, cantando "Regina coeli" con tal suavidad, que nunca me olvidaré del placer carnal que entonces probé.



Marco Polo ou le voyage imaginaire (La tragédie humaine, janvier 2000) © 1999 Jean-Pierre Lapointe
Theme musical: collection Nguyen (travel), emprunté aux Archives du Web.
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CANTO XXIV DEL PARAÍSO